viernes, 19 de noviembre de 2010

Ahora

Volverás a despertar del fulgor de aguas dormidas,
la capacidad de sueños, de funestas alegrías.
De la tormenta occidental, luz de noches calcinadas,
de las muertes en la orilla en busca de tierras doradas.
Embebidos de nostalgia, maniatados por la espalda,
sin indicio de esperanza.
Inhalando aquellos días, esos de lucha sumergida
y deliradas utopías.


Llamados a ocultar bajo llave la desgracia,
que cubren el lecho del Tigris de rojo y metralla,
mirando por un agujero como el tiempo pasa.


Nunca volvió a sonreir aquel verano como entonces,
pérdidas y otros fracasos que el tiempo borra de golpe.
Distorsión y realidad se refleja en el espejo,
arde el cristal de la urgencia y el mundo parece ajeno.
Párpados plenos de brillo, insaciables de cariño,
mañana dormiréis tranquilos.
Pronto todo habrá acabado, vuestra suerte habrá cambiado,
porqué ahora es cuando...


Hoy habrá que inventar un camino hacia la playa,
enfermos, caducos de infancia en cada mirada,
parados, precarios, vencidos piden la palabra.


Volverás a recordar frentes claros tras la brisa,
con un halo de promesas que juegan a cambiar la vida.
Y visten el sol de El Aaiún de rojo y metralla
tratándonos de convencer que aquí no pasa nada,
no pasa nada.

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