jueves, 1 de julio de 2010

Sábana y cadenas

Se dejaba engañar por ojos de gracia marchita,
pensaba sacudir esos días regados con tinta.
Pasados y rescoldos comunes, banderas arriadas,
que tanto le hicieron pensar en ilusiones agotadas.


Miraba al cielo y esperaba respirar otro aire,
pensando si merece la pena seguir adelante.
Y refugiado en la rutina de abrazos definitivos,
pronto aprendió que lo firme permanece en el olvido.


Ese tacto,aquella fugaz mujer de espuma blanca,
no eran más que reverberos de esperanza.
Y a través del tiempo delirios que lo alejaban,
del mundo real, del alma de quien lo amaba.


A menudo el traje de hombre le traía tantas calamidades,
que decidió dejar de frecuentar todas las calles,
a renunciar a la escucha, al rumor de la muchedumbre,
ahogando los últimos gritos de su incertidumbre.


Desde hoy, sin previo aviso, jamás se supo nada,
de aquel extraño tipo que de este mundo escapaba.
Tal vez buscando otro color, otras manos,
puede que menos presente, o un contrato renovado.


Tantas noches claras, tantas búsquedas en vano
quizá al final del camino quede aquello tan ansiado.
Deambulan objetos danzantes, cantan pájaros de cuerda
¿de dónde provienen?, ah, olvidaba que de la tierra.


Sin una sombra en que apoyarse y cargado de penas,
en horas de sueño se oye el ruido de sus cadenas.
Mientras cada lágrima va tiñendo sus sábanas de gris,
habrá quien guarde luto, habrá quien prefiera seguir.


La lluvia arrasó todo a su paso dejando su negativa,
y una imagen de conciencia grabada en la retina.
Al tiempo creí verlo con ella, ligado por dos dedos,
y es que el pasado no vale más que un sueño ajeno.

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